miércoles, 22 de abril de 2015

Olor a café


           

Sobre el hornillo se escuchaba aquel gorgojeo de agua hirviendo y la casa se tornó hogar durante un instante, es extraño como un simple olor puede rememorar tantas cosas, lo extraño en realidad es, como relegamos a nuestra memoria olfativa a un plano inferior, dando importancia a todo aquello que podemos ver, pensó mientras pensaba lo mucho que la echaba de menos a su lado, cucharada de azúcar, echaba de menos muchas cosas, siempre echamos algo en falta, incluso, cuando está con nosotros de una u otra forma y manera, leche y remueve de derecha a izquierda.

Una extraña y suicida tendencia a rememorar el pasado anclaba su inicio de día y lo hundía en un pozo oscuro y claustrofobico que lo acunaba en su propio miedo al que pasará, fuera, abría el día, la ciudad dormida se desperezaba e iniciaba sus frenéticas rutinas, esas de las que todos parecemos querer escapar pero a las que nos aferramos sin apenas percatarnos, por que todos en ocasiones dejamos que la propia inercia nos lleve derivando hacia un lugar indeterminado en el futuro, esa constante incierta en el espacio-tiempo que nos gustaría planificar pero que en realidad nos asusta hacerlo en la mayoría de los casos, y a pesar de todo, aquel olor que inundaba sus fosas nasales y martilleaba en su subconsciente, señor de la gran mayoría de sus actos instintivos y quizá de algunos mas




Pero su vida estaba llena de escaleras, de subida y bajada, descansillos y mudanzas.


   

   
   

Y siempre siempre, encontraba una salida, un momento de paz, aunque la paz al igual que la fama, cuesta, pues estamos acostumbrados a buscar en el lugar erróneo y perdemos demasiada energía y tiempo.

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