Y una vez encendida la mecha de esta bomba de relojería que tengo por cerebro, no hay vuelta atrás, Javier me decía que se venia a mi pueblo y, se me ocurrió organizar un concierto en Café Teatro Vigo, ese lugar en el que Luis, me deja llevar a la práctica mis locos planes, hoy, escribo desde lo que lo que los americanos e ingleses llaman Backstage, aquí, la trastienda. Ya ha pasado la locura, el stress la búsqueda de patrocinadores, alojamiento, el equipo de sonido para que todo estuviese genial, llevar la promoción, la venta de entradas y todas esas cosas que han ido surgiendo por inercia pura y dura, y todo ha salido a pedir de boca.
Ahora solo me queda agradecer a todo el mundo la paciencia, el trabajo, las horas de locura y demás, sin todos vosotros, nada hubiera salido como salió, hemos sido una conjunción cósmica, un equipo fenomenal. Hoy, dos años después de aquel primer encuentro, cerrado aquel circulo, ahora convertido en espiral de posibilidades infinitas, solo puedo decir, gracias por todo Javier, por confiar en este loco, por dejarme hacer y tu eterna sonrisa, gracias Luis, por todo tu trabajo, por la camiseta entallada de Heineken, gracias Quico y Juan por cómo habéis dejado la sala, gracias a Patri, por todas las horas que no he estado, a todo el personal de la cafetería Mimosa por su gran trabajo y trato, gracias a todos y cada uno de los patrocinadores, colaboradores y personas que, en estos tiempos que corren, siguen apostando por consumir cultura, a ppesar de todo. Esta es una muestra de la magia que surgió ayer bajo los focos del Café Teatro Vigo.