Da igual si conseguí terminar el recorrido o no, lo que importa es que estuvimos en el camino, que caminamos hasta que no pudimos más, que actuamos a pesar del dolor, del desánimo y que los que pudieron estar en las plazas, lo disfrutaron, y eso, es suficiente.
No siempre sale todo a pedir de boca, pero el truco está, siempre, en continuar, seguir y llegado el caso, saber retirarse a tiempo para que el daño no sea mayor.
El camino está lleno de muchas cosas, buenas y malas, nunca os he ocultadolas malas, por que de ellas, tambien se aprende, y nos guste o no, mucho mas que de las buenas, de las que no se aprende, se disfruta.
Este año recorrí un pedazo de Aragón, conocí nuevos pueblos, paisajes diferentes y comí fruta en el margen del camino, escuché a la gente, ví como la población extranjera se mezcla con los lugareños, las trombas de agua de repente llenando una calle antes seca, de agua a raudales, nuevas puestas de sol y atravesé colinas, nuevos pueblos y sonrisas entre el público. Una vida de farandulero.
El rostro surcado por la preocupación, el dolor y el cansancio y unos ojos llenos de ilusión, pequeño Peter Pan, queriendo dar un paso más, al final, esos ojos parecian una calle de Longares tras el chaparrón, las lagrimas limpian y refrescan las mentes cuando ya no hay nada que hacer, llorar no es malo, lo malo es no tener con quien o, simplemente, no tener la capacidad de hacerlo.
Espero que esta serie de imagenes, os gusten, os veo en los caminos!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario