martes, 23 de septiembre de 2014

Desenfocados


Enfocados, en luz o fuera de ella, siempre alerta siempre atento al tono, al gesto, el público, un ente abstracto que juzga, o no, la puesta en escena.
Él es el consumidor final de todas las horas de trabajo, de las discusiones tras el telón, de los buenos momentos de ensayo y de las horas de debate previo, tanto si la compañía es de 1 o 400 miembros, lo que ve, es resultado de un extraño y caótico consenso, acuerdos tácitos alrededor de una tacita de café. Dicen que algunos se drogan, que salen ebrios a escena, no negaremos que la neurosis, los nervios, la presión y todo lo que vive implícito en este trabajo, puede conducir a ello,pero sin embargo, no tengo constancia de ello entre mis compañeros de viaje, algunos liberan tensión liberando visceras, otros sentimos una extraña pereza previa, quien mas y quien menos estira, calienta y prepara la voz para estar perfectos.
Y una vez que comienza la acción sobre las tablas de la corrala, el tiempo se detiene, el cuerpo no percibe frio ni calor, entramos en un estado febril en el que prestamos nuestro cuerpo a otro y dejamos que fluya, este nirvana nos dá la vida, nos embriaga y convierte en yonkis de escenario, lobos de texto, fieras de gesto.
Y una vez llegados a la conclusión de nuestro trabajo, ellos, el público, salen de su embrujo y siguiendo un rito ancestral, venido de tiempos de sófocles, plauto y diógenes, juntan sus manos y se levantan de sus asientos, en algunos casos, para premiar los talentos, hermosa moneda de cambio para el artista y su ego, ego que una vez apagados los focos y por salud mental, debemos recoger con los telones, focos y demás aperos de labranza del actor, por que el ego, es fácil de liberar, cual Pandora, y tiene la fea costumbre de crecer y cegar al inconsciente ser humano henchido de gloriosa vanidad.
Así pués, sin dejar de reconocer que algún mérito tenemos, no dejemos que los artificios los aplausos y las palmadas en la espalda de, en la gran mayoría, ignorantes en la matería técnica, nos conviertan en estúpidos egolatras carentes de sentido autocrítico y capacidad de mejora personal.
Arriba el telón!!!

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