domingo, 14 de septiembre de 2014

105 Besos, 105 aplausos, 105...

Sábado 13 de septiembre, 17:00 comienzo de un bonito sueño.
Llegando con la maleta, y los bártulos, me recibe en su escuela, Vicky, Ubuntu nos rodea y en animada charla de un tema que nos apasiona, el teatro, dejamos montado todo el atrezzo para la función de un par de horas mas tarde.
Tras mucho tiempo, el maquillaje luce fenomenal delante del espejo del camerino, comprobado todo, un café y una cola pequeña con hielo nos acompañan en la terraza, castings, funciones y maneras de vivir, quien sabe, puede que el espíritu de Mercado nos haya inspirado.
Y con un mensaje en la pizarra de la escuela, Mozart de fondo y ganas de comenzar, comienzo a maquillarme poniendo todo mi empeño y las habilidades adquiridas tras la ultima sesión en el Mimosa, nuevas prendas en el vestuario y un aviso, "ya están todos preparados".

Y entonces, todo comenzó a fluir, dejé de pensar y me dejé poseer por ellos, esos personajes que me acompañan desde hace algún tiempo y que ya se han instalado en mi subconsciente.

Pontevedra recibe una nueva muesca pero, lo mas importante es que, el texto una vez mas me demuestra que arrancar niños de los cuerpos de los adultos es una experiencia casi orgásmica, que ayer experimenté en la Escuela de teatro 105 besos.

Por estos momentos, independientemente de la cantidad de gente que pueda o no pueda asistir a una representación, se que todavía no llego al nivel de Les Luthiers, es por lo que vuelvo una y otra vez a subirme al escenario, intentando una y otra vez llevar una manera distinta de acercar el teatro a los más pequeños, escapando de los artificios y los efectos, controlando los estímulos que envío a mis pequeños seguidores y estudiando la reacción de sus padres ante los chistes y giros preparados para ellos.

Y de este modo, cada día aumenta el número de personas que han conocido ya Esos extraños cacharros de mi papá, cada día busco nuevos lugares a los que acudir, en los que alzar el telón y escuchar una vez terminada la pieza, el aplauso, la constatación del éxito del trabajo realizado, yes que, queridos amigos, la taquilla está bien, permite poder vivir, pero el aplauso, es el aire, el sol y el agua que, al menos a mi, me llena y si, como ayer, represento ante compañeros bregados de esta profesión y les gusta mi trabajo, entonces, me entran ganas hasta de tocarme, porque no hay publico mas despiadado ante un mal trabajo que el entendido en la materia.

Ahora toca darse un baño de realidad y continuar el camino, trabajando todavía mas, si cabe, para seguir mejorando y aprendiendo. No queda otra, la responsabilidad es grande.


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