miércoles, 31 de julio de 2013

Encerando las suelas

Si, mañana es día 1 de agosto, mañana salgo nuevamente a llevar mi mensaje cual apóstol, caray apóstol suena casi igual que apostata, a recorrer la provincia de Pontevedra y la primera parada será Tomiño.
La mochila esta casi preparada, falta el saco de dormir, los nervios previos comienzan a presentarse sin previo aviso y llegan los típicos temores de equipaje. Siempre que salgo de viaje me parece que me olvido algo, no se cuál es la explicación científica para esto, pero es una sensación angustiosa que desaparece una vez que ya estas de camino, por que, quiera o no, ya no hay vuelta atrás.
Queda algún ayuntamiento por confirmar, pero no sería una aventura si no tuviera estas pequeñas cosas, je je je.
En esta ocasión no descarto dormir al raso alguna noche, lo más que puede pasarme es que me coma un oso, pero esto es poco probable por que están todos en Cantabria comiendo anchoas.
Durante estos 20 días de travesía peatonal recorreré diversos pueblos, de esos que no salen ellas fotos de los catálogos de tu agencia de viajes, pero que tienen un encanto especial, esa Galicia verde, esos momentos con los paisanos tomando un chato o pasar por las señoras sentadas en el banco de piedra que tienen fuera de casa, uniformadas con ese eterno luto y su mandil, al contrario que durante el viaje a Madrid, mostrare una visión más íntima, sin cabe, de lo que me iré encontrando. 
Ayer estuve hablando con un buen amigo, que además es un estupendo actor, Edgar, y al contrario de lo que suele suceder y siguiendo su línea constructiva, como cada vez que le pido su opinión, me dió algunos consejos para mejorar el montaje, cosa que pienso poner en práctica desde ya, por que cuando la gente en general y siendo amables te elogian por tu trabajo, es muy gratificante, pero se queda en eso, una palmada en la espalda solamente alimenta nuestro ego, pero esos toques de atención dados desde el cariño y el respeto ayudan muchísimo a la hora de enriquecer la obra y también para devolvernos al lugar que debemos ocupar.
Pr estoy por otras muchas cosas, gracias amigo. El es Edgar Costas, un pedazo de actor y un gran hombre, no lo dejéis escapar, sería una pena.

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