lunes, 15 de julio de 2013

Masa gris

A veces levantarse y continuar no es fácil, a veces me apetece no ser, no estar.
Tras algún que otro kilómetro recorrido y alguna que otra gente conocida, buenos y malos, guapos y feos, altos y bajos, al final todo se reduce a... Seguir hacía adelante, a pesar de uno mismo, y de los obstáculos que cada uno se pone y que muchas veces tratamos de justificar como que, han sido otros los que nos han dificultado las cosas.
A mi también me pasa, y también me enfado, bastante a menudo, he de confesar, pero de un tiempo a esta parte, voy relativizando lo que ocurre y trato de no buscar culpables más allá de mis propias meninges.
Sigo teniendo miedo, sigo dudando y si, a veces me dejo vencer, soy igual que tu, o no, mas, sucede que hay muchísimas personas que todavía tengo que conocer, gentes que harán mi vida más plena, lo cual no implica que la que ya forma parte de ella no la llene.
En unos días me reencontrare de nuevo con la mochila, las carreteras, nuevos lugares dentro de localidades que ya conozco y por las que he pasado con anterioridad, en coche.
Volveremos a generar nuevos vídeos, y la pieza que comenzó siendo breve y concisa irá tomando nuevos matices, más de los que ya ha ido tomando, por que la magia del teatro radica en que está vivo y cada día es único, ningún pase es igual al anterior, ni siquiera cuando los repetimos en el mismo día, lo cual le confiere un aura de misterio y de frescor que las cosas enlatadas no tienen ni tendrán, es más, en los vídeos que podéis ver, nunca podréis apreciar los matices del momento, por que todos y cada uno de esos momentos son únicos en sí mismos.
Es imposible vivir el presente de manera racional, pasa demasiado rápido, y sólo nos queda el pasado para poder disfrutar de el. Del futuro, prefiero no pensar en el, es incierto en sí mismo.
En este camino, hay espíritus libres que me acompañan y dan fuerza cada vez que la necesito, y creedme, son muchas, Carlos y Ro, esas sombras llenas de energía que son parte muy viva de todo esto, dos personas muy especiales, a Carlos lo conozco desde que éramos dos jovenzuelos imberbes, existía todavía la E.G.B y vivíamos en el mismo barrio, hoy, seguimos siendo de barrio, sólo Luque el suyo ahora está un poco lejos y es bastante más grande que el mío, pero ahí está, y comparte su vida con un pequeño duende maravilloso, lleno de energía y buen rollo, a pesar de las muchas perrerías que le hacen, maldito empleo por cuenta ajena, pero se que nunca podrán con ellos dos, por que son pura fuerza, fuerza que yo parasito siempre que las mías se acaban.
Gracias por esta simbiosis, sin vosotros nada de esto sería posible, espero poder llevaros pronto café a la cama en ese chalete que tendremos....
Os quiero chicos

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