lunes, 30 de diciembre de 2013

Arbo, un bello paraje de la Paradanta

 Buenos días, tras   la noche durmiendo bajo las estrellas  y una dieta de frambuesas y moras y haber vuelto a la infancia al beber en el río, tocaba recoger el saco y ponernos en marcha hacia Arbo.



La noche pasada dormí en un cobertizo de Vide, y descubrí tres molinos de agua, un puente de piedra y una vieja fábrica de madera abandonada, de las que ya habéis visto las fotos en la entrada anterior.
Hemos invertido poco mas de una hora en llegar hasta Arbo, una vez en el pueblo he conocido a las fuerzas vivas del lugar, es más, he estado charlando en la plaza sentado en una terraza con, el alcalde, el primer alcalde que conozco desde que comencé con mis viajes.
Tratamiento de 10, pasado un rato me vine a la biblioteca municipal, lugar que recomiendo visitar, no por sus maravillosas instalaciones, sino por la bibliotecaria, todo un personaje, que es fantástica.
En Bocatería TEYMA me puse como el quico y al terminar de comer salí a dar un paseo por el pueblo.


Saliendo en dirección Crecente, llegué hasta la estación del ferrocarril caminando por las vias, por favor, no lo hagais, es muy peligroso. Como no, me había perdido y fui a dar a las vías del tren, desde las que, encantado, disfruté de unas bellas estampas del país vecino y del Miño.
Finalmente llegué a la estación del pueblo y me detuve a charlar un rato con Charo, una vecina del pueblo, con la que recordamos tiempos pasados del esplendor del antiguo centro de Arbo, del hostal, los ultramarinos y las tiendas de confección de los años 50 y 60.
Tras dejar a Charo, atravesé las vías del tren por debajo y me topé con una playa fluvial justo debajo del puente que une Arbo con Melgaço y viendo tanta agua y oliendo como olía, busqué un rincón discreto donde tomar un baño totalmente natural, en pelotas vamos. 



Un aviso para todos, esta zona del rio es muy peligrosa, no os bañeis en cualquier lugar, la corriente es muy fuerte y hay muchos remolinos, yo busqué un lugar protegido y sin corriente y entré poco a poco y con mucho cuidado.
Limpito y fresco, seguí mi andadura carretera arriba hasta llegar a La casa Grande de Almuiña, que no tiene nada que ver con el Pazo de Almuiña, al menos ya no, una vez que recorrí sus tierras, bajé al Pazo de Almuiña, que también es bodega.
Ya de regreso pasé por delante del Museo del Vino, que también es oficina de turismo y gracias a Guillermo, la estuve visitando, os recomiendo esta visita pues es un lugar que merece la pena conocer y en la que os contarán la historia del pueblo y os dirán que lugares debéis visitar una vez que estéis en el pueblo, sobre todo si no seguís mis indicaciones, je je.


Rock y un Aquarius en O Barachas, con Juan, super majo, que me tiene ahora con los Guns n Roses. Mientras un vecino me cuenta como a superado un cáncer mientras apura un quinto y se va hacia su chimpín 



Al caer la tarde nos encontramos en la plaza del ayuntamiento para ofrecer una bonita función al atardecer, con un publico magnifico que me brinda un calido aplauso.  Una cena de lujo en un lugar precioso, donde el trato es exquisito y en el cual tienen uno de los petos de animas mas grandes de Galicia.







Buenas noches a todos
Mañana Crecente.

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