Efemérides

Hace un año a estas horas, ya había tomado un café en Ponteareas, y continuaba camino hacia La Cañiza.
Hace un año comenzaba un periplo que, para bien o para mal, cambió mi vida, tomar una decisión y ponerla en práctica, asumiendo las consecuencias, ha sido la cosa mas madura que he podido haber hecho en mi vida.
Hace un año, a pesar de todo, salí a la carretera convencido de mis posibilidades, sabiendo que todo iba a salir bien, el camino no fue fácil, a día de hoy, aun no lo es, pero los frutos de todo ese trabajo, todo lo aprendido, la gente que he conocido, los pueblos que he visitado y las experiencias que he vivido, han merecido la pena.
Ha sido un año intenso, lleno de grandes momentos, y ahora estamos embarcados en nuevos proyectos, resultado de esta locura primigenia, de aparcar los miedos a perder, las dudas y la incertidumbre. Todavía vivo en la incertidumbre, cada semana de función, reinicio las cuentas de la lechera, pero he actuado mas este año que en toda mi vida, me he convertido en profesional de la escena, por huevos, aprendiendo de cada actuación, de cada situación, evolucionando e implementando en aquel micro espectáculo de apenas 15 minutos, matices y giros que lo han convertido en una pieza mas compleja, en la que los personajes esbozados en la plaza del pueblo de A Cañiza, bajo la atenta mirada de los niños y de Martín, el técnico del ayuntamiento, que ha visto el proceso desde el comienzo hasta la actualidad, han ido adquiriendo personalidad y peso en el montaje, relegando a un segundo plano a la figura sempiterna del narrador.
Hoy, un año después, se han subido al carro algunas personas mas que las tres personas de aquel primer momento, además de todos aquellos que creyeron en el proyecto cuando llamé a sus puertas para pedir ayuda.
A día de hoy, sigo dando pasos, planificando nuevas rutas y actuando con mayor o menor éxito casi todos los fines de semana.
Hoy, un año después de aquella primera etapa, sigo dándoos las gracias por seguir ahí.
Felicidades a todos.