viernes, 15 de mayo de 2015

6 eran 6

Vivían juntas,tensas y prestas a mover el aire a su alrededor conformando quizá una suerte de capo laboro que perdurase en el imaginario colectivo de aquella estancia en la que convivían con lamina de madera, tubos, pedazos de piel y otros utensilios que, su creador, utilizaba entre sus manos día a día en su taller, seis tipos distintos, emparejados 3 a 3, recubiertas de acero las unas y desnudas las otras todas ellas a merced de la primera mano diestra en el tañido.

Presas en el puente y retorcidas en una cruel tortura sobre las clavijas de hueso, reposaban una vez adquirida la frecuencia justa, posesivas, afirmativa, cálida, replicante o cantarina, de manera tal que bien dispuestas y en el orden preciso, podían ser tan bellas como su amo decidiese o tan horribles como el alarido de un hombre agonizando en el cadalso, todo ello separado por un sutil y fino hilo de seda llamado a ser el determinante esencial de su vida sobre la caja de marra barnizada y bien tratado por el maestro carpintero capaz de ofrecer sus curvas ante una muchedumbre ansiosa de arte.
6 eran 6, hasta que cuatro, se rompió.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Resistencia pasiva

La habitación vacía lo recibía cada noche, un golpe seco en el estomago y una sensación de vértigo invadían la estancia, la esperanza de volver a formar parte de aquello que ahora no tenía, se desvanecía por momentos y, sin embargo, de repente, volvía, aquella montaña rusa se repetía constantemente y su equilibrio mental amenazaba con desmoronarse de un momento a otro.

Silencio, pensamientos y muchas vueltas en una cama reconvertida en prisión desde aquella noche en la que todo cambió, un cambio demasiado repentino, inesperado y cruel pero rea como aquella extraña soledad en la que navegaba sin rumbo oteando el horizonte, un horizonte de cabello ondulado lejano y aroma fresco de color azul celeste y demasiadas horas de ausencia y trabajo.

Quizá ella nunca volviese a estar entre sus brazos o despertarse juntos dándose los buenos días antes de correr por el mejor sitio en la ducha para iniciar el día, pero saber que una remota posibilidad de que todo aquello volviese a suceder, lo mantenía en pie, con la fuerza necesaria para no dejar que las lagrimas lo ahogasen ante la cantidad de recuerdos que, en tan poco tiempo, compartían ambos.

Y su única opción para recuperar aquello que anhelaba era tan paradójica como difícil para alguien acostumbrado a hacer, a trabajar para que las cosas funcionen y obtener resultados positivos, lo único. que podía hacer era... no hacer nada, aceptar su condición de luchador pasivo y esperar, un verbo odioso, solo podía esperar y confiar en ella, nada mas...


La memoria de los pies. Diario de un anormal. Presentación de la 6ª Edición

     Hace 10 años y 6 ediciones de una idea  Que cambió todo. Hace 10 años que decidí ser anormal. Así se lo hicimos saber al mundo con la a...