Sentado bajo los soportales de la Plaza de la Constitución, dibujando sobre un cuadernillo con un boligrafo, te he visto pasar, con tu camisa adornada por un caballo, con tu familia y ese carro para bebé último modelo, recien comprado en El Corte Inglés, ese bazar para pseudo-ricos y portugueses expatriados durante un día festivo.
No perdonaste el vermouth, y pasaste por delante de un cajón donde podías dejar un par de pañales, pero, seguiste caminando, seguramente comentaste algo con tu familia tras pasar, pero, no se puede parar, no se puede ayudar, así dejarás de ser tan rico, tan puro en tu club de elegidos para sabe que, el club de campo solo acepta a lso que hacen caridad con los negritos de africa, con los que adoiptan niños chinitos.
Está mas que claro que mi trabajo no lo hago por ti, está claro que no me mueve gente como tú.
Me muevo por gente que, se levanta a las 4 de la mañana para repartir pan por el Val Miñor y viene a traer un paquete de pañales antes de irse a comer, un paquete de los grandes, ella, que tiene un sueldo raspado, que lucha cada día para sacar a su familia adelante y sacrifica parte de su dinero, para ayudar a alguien que ni conoce ni necesita conocer, por que sabe que la vida, no es justa, no es fácil y es caprichosa.
Me muevo por gente que a pesar de estar en el paro, de tener que hacer cursos y mas cursos para poder reciclarse y seguir viviendo de manera digna, pero, deja de lado todo eso y compra un paquete de pañales y lo trae, me muevo por gente así, gente que me reconcilia con el genero humano y me da fuerza para seguir cuando todo me lleva hacia mandar todo a paseo. Me muevo por esa gente que, teniendo un negocio en el que les cuesta la vida sacar para cubrir los gastos y vivir y patrocinan una idea por que yo se la cuento y creen en mi y en lo que propongo, sin preguntar apenas. Por esa persona, que todavía convaleciente y trabajando, por qeu no sabe hacer otra cosa, se ofrece para que ocupe un trozo de su negocio y pase unas horas pidiendo pañales y vendiendo chapas.
Me muevo por esa familia que monta un bar y decide patrocinar esta idea que tenemos en marcha, prescindiendo del dinero del bote de esa semana y a la que le pido colocar un punto de recogida de pañales y me dicen que si.
Me muevo por esa mujer que, una vez terminada su jornada laboral, dedica parte de su tiempo libre a seguirme y ayudarme y apoyarme y guiarme en muchos casos, en este delicado filo entre la beneficencia, que no me gusta, la caridad, todavía menos y, la acción social activa.
Por que toda esta gente, merece la pena levantarse cada día y dar un paso más, o los que hagan falta.
Por supuesto, por mi familia, que en silencio vive las horas de trabajo que conlleva este proyecto y otros muchos que he ido teniendo y seguramente tendré.
Esto no va por esa administración local que se jacta de cerrar un ejercicio con superavit, que gasta 145.000€ en entradas para un espectaculo deportivo pero que hace pagar 320€ por el uso de un Teatro.
Por todos vosotros que sois grandes de verdad, por todos, merece la pena seguir. Muchas gracias por vuestro ejemplo.
A todos los demás, no tengo nada que deciros.