lunes, 16 de febrero de 2015

Tempus Fugit

Escuchó a lo lejos su voz, o eso le pareció, atisbó su silueta al final de la calle, una calle estrecha y en penumbra, los gases de la ciudad creaban una línea de neblina que podía confundir sus sentidos, pero no, sabía perfectamente como era su cuerpo, lo había recorrido cientos de veces con sus manos, había estudiado cada rincón de su hermoso rostro, no podía ser nadie mas que ella, sin embargo dudó, habían pasado 5 años desde aquel día en el que desapareció de repente de su vida.
Parecía cansada, a medida que se acercaba, notaba como su espalda se arqueaba hacia adelante, quizá aquellas bolsas pesasen demasiado, recordaba como tenía que arrancarle las bolsas de la compra de las manos, ella era demasiado autosuficiente como para permitirse el lujo de pedir ayuda, pedir ayuda es de débiles, le repetía una y otra vez.
Gritó su nombre en mitad del callejón, pero nada sucedió, sin embargo, y a pesar de que no emitió ningún sonido su garganta, ella se giró y observo a su alrededor, tembló y continuo caminando.
Seguía siendo tan hermosa como entonces, pero algo había cambiado, no supo el que, pero notaba ella no lo había visto, sin embargo estaban a apenas dos metros el uno del otro, el eco de sus pasos era el único sonido, salvo pire,continuó goteo de un canalón roto y el chillido de aquella rata.
Y de repente, a sus oídos llegó el recuerdo de aquella maldita frase, "hasta que la muerte os separe"
Siempre había sido un luchador...

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