jueves, 19 de marzo de 2015

Perfume de ausencia

En el límite humanamente soportable de la esencia del amor ausente, se encontró sin saber hacia donde dirigir sus pasos, tras un largo tiempo en el que supo hacia donde debía encaminarse, de repente, no existía mas camino que su rostro, mas hogar que su regazo.

Y su cuerpo debía contradecir a su mente racional, la lucha entre el querer y el deber, se hicieron patentes y la incertidumbre llegó justo después del terror a la pérdida y siguió tan perdido como nunca antes, lo único que mantenía su cordura era, aquel amor que llenaba de fuerza y de luz sus días.

La soledad que antes acompañaba sus pasos, una compañera silenciosa y fiel, se tornó una sombra de angustia, un miedo atroz a sentirse solo, solo sin ella, miedo a forzar su partida sin retorno y solo entonces comprendió que en aquel sentimiento era suyo, de los dos, que nada podía arrebatárselo no siquiera su propia ausencia, la única y verdadera realidad era que, más allá de su rostro de ángel,  as allá de aquel cuerpo perfecto y de aquella mente adorable, había un poder que tan solo controlaban ellos dos, pero que, como todo gran poder, existe un tiempo para poder llegar a controlarlo para que no te engulla y acabe contigo.

Simplemente, aprendió a querer sin mas, sin explicaciones, sin preguntas, simplemente, se amaron.

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